martes, 15 de marzo de 2011

Fobia a los ruidos fuertes


Perro tapándose los oídos. Imagen de Teresa Marías
Esta semana tengo un caso de un perro con varias fobias, sobre todo tiene miedo con ruidos fuertes de tráfico, tormentas y petardos. Aprovecho para repasarme el tema y presentar un pequeño resumen de en qué consiste una fobia. Dejo para otro día el tratamiento, que es mucho sólo para hoy.

Las fobias son profundas reacciones de miedo que se producen rápidamente, y que no se extinguen con la exposición gradual a la causa de la fobia. En las fobias se producen reacciones muy rápidas, de todo/o nada, muy profundas y con comportamientos asociados anormales (pánico, catatonia). En los animales de compañía, los miedos y fobias más frecuentes son producidos por ruidos fuertes (tormentas, petardos, tiros) y por otros estímulos más variados: tráfico, aglomeraciones de gente, otros animales... estos producen comportamientos anormales como esconderse, paralizarse, huir, reaccionar agresivamente, y estados de ánimo ansiosos, con dilatación de las pupilas, jadeo, salivación, e incluso micción, defecación, o vaciamiento de las glándulas anales.

Las fobias pueden iniciarse de dos formas:
Inmediata: tras un evento traumático fuerte que cause gran impresión y miedo, como el que lancen un petardo al cuerpo del perro, o que caiga un rayo encima de la casa en donde vive.
Progresiva: sobre un estado previo de ansiedad o miedo, ésta actúa como estímulo condicionado, produciendo un efecto negativo sobre el individuo, que al volver a estar delante del objeto recuerda no sólo el lado negativo del objeto, sino la sensación de malestar que su propio miedo/malestar le produjo, aumentando así progresivamente las sensaciones negativas asociadas, produciendo que el miedo sea cada vez más profundo.

La propensión al miedo o a la ansiedad depende de varios factores, uno de ellos es la personalidad del animal, más o menos insegura. Es muy importante exponer al perro a una edad temprana a estímulos variados, sobre todo durante la etapa de socialización (aproximadamente de la semana 4 a la 12 en la vida del perro). Esta fase es crucial para que el cachorro, si se le han presentado suficientes estímulos, aprenda a reaccionar ante ellos con curiosidad y no con miedo, y si algo le asusta, pueda recuperarse en menos tiempo, y que no le provoque una ansiedad más profunda que le deje marca.

El miedo, en circunstancias normales, acaba eliminándose si se expone repetidamente al perro al objeto, lo que en teoría del aprendizaje se llama habituación. Pero hay varios factores que impiden esta habituación:
El comportamiento sobreprotector: si el dueño no deja al perro acercarse al objeto, o está muy nervioso en su presencia, el perro copiará este comportamiento nervioso, y no se acostumbrará al objeto. Si el dueño coge en brazos a su cachorrito y sale corriendo a casa cada vez que hay tormenta, lo que aprende el perro es "si llueve y hay ruido, huye, es peligrosísimo". O si el dueño intenta apaciguar al animal, con caricias, o diciendo que "todo está bien", mientras el perro gruñe, jadea o tiembla, el perro lo tomará como un premio por su comportamiento ansioso, y tampoco aprenderá a relacionarse con el objeto, porque pensará que el comportamiento adecuado es mostrarse miedoso.

También es importante la intensidad y la duración del suceso que produce el miedo. Si la intensidad es demasiado alta, el perro nunca podrá tranquilizarse delante del objeto, y su miedo empeorará. Si la duración de presentación es insuficiente, o se repite demasiado intermitentemente, tampoco tendrá tiempo de acostumbrarse al objeto.

Por eso es importante, si tenemos un perro miedoso, dejarse aconsejar por un experto y seguir una terapia adecuada, porque si vamos por nuestra cuenta podemos pasarnos con la intensidad de exposición, y crear a nuestro perro un trauma fuerte que luego es mucho más complicado de tratar.

El perro que veo esta semana tiene problemas de miedos por falta de exposición temprana: toda su "infancia" la pasó en una casa en el campo, sin tráfico, aglomeraciones, ruidos fuertes... Al cumplir el año se vino a vivir a un piso en Madrid... Demasiado para sus pobres oídos.

5 comentarios:

  1. Me acabas de recordar nuestra nochevieja del año pasado. La perrita de mis padres (spaniel breton) cuando venía gente extraña a casa siempre se metía en su cesto y pasaba de relacionarse. Allí pasó toda la cena. A las 12, después de las uvas, mi marido y mis hijos bajaron a la calle a ver cómo los vecinos tiraban cohetes. La perrita seguía en su cesto y de repente, cuando empezaron a sonar, en vez de protegerse en casa, se echó a la calle y empezó a correr, correr, correr .. y todos nosotros detrás, uno por una calle, otro por otra, otro en coche, otro en otro coche ... Pero la perdimos.

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  2. Lo siento muchos por vosotros y por vuestra perrita, por desgracia eso es muy frecuente con los perros con fobias. Tienen tanto miedo que echan a correr sin darse cuenta a dónde van (tienen las pupilas tan dilatadas que a veces se quedan medio ciegos durante ese rato). Para cuando se han tranquilizado se han ido tan lejos que muchas veces no saben volver, eso si no han tenido algún accidente en su loca carrera... Por eso los miedos tienen más peligro para el perro de lo que a primera vista parece...

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  3. Pero fíjate que curioso Teresa, porque la perra la llevaba mi padre a cazar ¡¡y no tenía miedo!! Fueron los petardos y suponemos que, como los tiraban por todas partes, iba cambiendo su trayectoria y por eso no la pudimos localizar.

    En fin, la verdad es qeu ya está superado, pero menuda noche y días posteriores pasamos.

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  4. Hola Anónimo,
    no se pueden reforzar los estados emocionales, pero sí el comportamiento asociado. Si el dueño pasa del perro, pero cuando tiene un comportamiento asociado al miedo (temblar, jadear, esconderse) le coge en brazos y le mima, el perro asocia el comportamiento relacionado con la ansiedad (no la ansiedad en sí, repito) con la atención y el bienestar que le aporta el dueño. Y puede hacer que repita estos comportamientos, en ese contexto y en muchos otros. Yo en ningún momento digo que se ignore al perro, sino que se le haga compañía tranquila y calmadamente, sin prestarle excesiva atención.
    Dentro de la escala de miedos, desde la inseguridad a la fobia bestial, hay muchos grados, y se trata de intentar que el perro no escale. Obviamente, cuando tenemos una fobia desatada, poco va a haber que la empeore (excepto si encima, castigamos) pero cuando son inseguridades, o miedos leves, si nosotros no nos comportamos con calma el perro interpretará que el objeto de su miedo es de verdad peligroso.
    De todas formas, esto (y tus citas) son una opinión personal, ya que no hay ningún estudio que avale ninguna de las dos opciones.
    Un saludo!

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