jueves, 8 de noviembre de 2012

Ansiedad por separación (II): Diagnóstico y tratamiento

¿Volverá?


Como ya vimos en la entrada anterior, la ansiedad por separación aparece cuando un perro sufre un ataque de ansiedad cuando se queda solo en casa. También vimos que los síntomas más frecuentes eran la destructividad, el hacerse pis o caca, las vocalizaciones o el autolamido.

Pero todas estas cosas los perros las pueden hacer por múltiples razones. Por ejemplo:

Destrozar muebles: los perros pueden hacerlo debido a la ansiedad, o por puro aburrimiento. ¿Cómo lo distinguimos? El aburrimiento tiende a ir dirigido sobre objetos pequeños (zapatos, juguetes, patas de sillas) en vez de sobre objetos grandes (sofás) o superficies. La destructividad de un perro aburrido suele ser menor que la de un perro ansioso. Suelen realizarlo cachorros o perros jóvenes (la ansiedad por separación suele aparecer en torno al año de edad), muy activos también cuando están sus dueños en casa.

Pues no, no había nada ahí dentro...
Orinar o defecar: Aquí debemos distinguir entre una falta de aprendizaje, el marcaje, o la ansiedad. El perro que no ha aprendido dónde debe hacer sus cosas, las hace en casa estando el dueño presente o no. Muchos las hacen también por la noche, mientras el dueño duerme, o en una habitación en donde no le ven. Los perros que marcan lo hacen sobre superficies verticales, levantando la pata. La orina suele ser un charco pequeño, no  grande, y las heces suelen estar bien formadas.

Vocalizaciones: Hay que distinguir entre el perro que ladra de forma territorial, cuando pasa alguien por la puerta, y los que lo hacen por ansiedad. Si es por territorialidad, suelen ser ladridos esporádicos, que coinciden con movimientos alrededor de la casa. El tono y la frecuencia suelen ser distintos, y no suelen aullar ni gemir.


Autolamido: En los perros que se lamen, hay que descartar problemas de alergia, y otros tipos de ansiedad. Hay que tener en cuenta que los perros pueden lamerse porque tienen alergia y ansiedad por separación y otras ansiedades, pueden ir todos juntos...

La ansiedad por separación suele aparecer en torno al año de edad, o tras un cambio brusco de rutinas: mudanzas, divorcios, cambios de horarios de trabajo... Los síntomas aparecen sólo cuando los dueños no están presentes, aunque cuando están en casa pueden aparecer otros distintos. Cuando el dueño está con el perro suele notar que el perro le vigila y le sigue a todas partes, que reclama atención, y que en la calle tiende a no alejarse mucho.

En caso de duda, yo siempre aconsejo grabar al perro cuando nos vamos de casa. Suele bastar con grabar media hora o una hora, porque el pico máximo de manifestaciones suele darse al irse el dueño de casa, y poco antes de su hora de volver.

Una vez establecido que el perro tiene ansiedad por separación, comenzamos el tratamiento.

Hay que aprender a relajarse
- Reestructuramos el vínculo: Estos perros suelen tener problemas de dependencia excesiva de su dueño. Esto puede ser por problemas en la infancia (separación precoz de su madre, por ejemplo) o de abandono (los perros recogidos de albergue son muy propensos) o por dependencia fuerte durante la adolescencia del perro, si ha estado hospitalizado o recluído en casa. Para reestructurar el vínculo, limitamos y organizamos los "mimos" y el contacto físico y  en cambio fomentamos la atención durante otros periodos. Aumentamos las sesiones de juego y adiestramiento, y mantenemos el contacto físico como sesiones de masaje y relajación algo regulados.

- Establecemos rutinas: Programamos el horario, establecemos momentos separados para el paseo, la comida, la atención, el juego y el contacto físico. Al seguir unas rutinas el perro puede predecir lo que viene después, lo controla, y rebajamos sus niveles de ansiedad.

- Entradas y salidas de casa: Las mantendremos en "tono bajo". Nada de despedirse del perro, abrazarlo, besarlo... Hay que dejarle sus juguetes, mandarlo a su cama, y salir. Como mucho, podemos decirle "adiós" bajito. Y las entradas igual. Saluda a tu perro con unas palmaditas, dile "hola" y sigue a lo tuyo. Nada de fomentar los saltos y las carreras por el pasillo, de abrazarlo y besarlo como si nos hubiéramos ido un mes. Un mimo corto y bajito, y a otra cosa mariposa. Tampoco conviene ignorar al perro cuando volvamos. Es totalmente antinatural, los perros se saludan entre ellos cuando han estado un tiempo separados. Si lo ignoramos totalmente, se sentirá perdido y abandonado, y la ansiedad empeorará. Podemos saludar, pero corto, un saludo corto.

Así mejor no...
- Aumentamos los juegos y la obediencia: Un perro cansado es más difícil que esté ansioso. Para eso, aumentamos los ratos de juego, tanto físico como mental. Traer una pelota, juegos de olfato o ir a correr con el dueño, fomentan un vínculo positivo y cansan tanto cuerpo como mente. Las sesiones de adiestramiento en positivo refuerzan la unión con el perro sin fomentar la dependencia, rebajan la ansiedad y ayudan a cansar al perro mentalmente.

- Desensibilizamos las ausencias: Realizamos un adiestramiento específico para que el perro aprenda a quedarse solo tranquilo y feliz. Hacemos ejercicios de relajación que ayudan al perro a asociar los momentos de tranquilidad en "su sitio" con sensaciones de bienestar y no con ansiedad.

- Medicación: Siempre valoramos si incluimos medicación en el tratamiento, o si no hace falta. Valoramos las horas que debe el perro quedarse solo, y la gravedad de la ansiedad. Dependiendo de todo ésto, se eligen tratamientos a base de hierbas o fármacos que ayuden al perro a tolerar las ausencias mientras el resto del tratamiento surte efecto. Este tratamiento puede ser sólo en los momentos de ausencia (como cuando usamos benzodiacepinas) o prolongarse durante unos meses para ayudar al perro a rebajar sus niveles de ansiedad durante todo el día, si su comportamiento se ve afectado no sólo durante los periodos de ausencia (solemos usar entonces antidepresivos tricíclicos o ISRS). Por cierto, la medicación no cura, sólo aminora los síntomas mientras funciona la terapia de comportamiento. Sólo con una pastilla el perro no se va a curar.

Puedes multiplicar por dos el problema... o no
- ¿Otra compañía?: Muchos dueños me preguntan si conviene adquirir otro perro, para que haga compañía al primero. Y yo siempre contesto que.... DEPENDE. Sólo hay que añadir otro perro si el dueño de verdad quiere otro perro. Dos perros significan el doble de gastos, de comida, de veterinario... viajar con un perro es menos complicado que con dos. Y las sesiones de juego con el dueño tienen que ser dobles, y el adiestramiento también. Además, los perros pueden no hacerse amigos, acabar llevándose mal, y el problema lo hemos multiplicado por dos, en vez de arreglarlo. Pero si el vínculo entre los dos perros se establece, pueden hacerse compañía, jugar juntos y la ansiedad mitigarse. O pueden divertirse entre los dos sacando el relleno del sofá nuevo... Hay que pensarlo muy detenidamente.

- Otras cosas: Hay otras cosas que podemos probar, que a veces funcionan, y a veces no.

  • Dejar la radio: si solemos estar en casa con la radio puesta, y la apagamos al marchar, podemos probar a dejarla encendida, en la emisora habitual. Además eso mitiga los ruidos de fuera. Si nunca escuchas la radio en casa, olvídate. 
  • Reducir el espacio: hay perros que se sienten más seguros en espacios pequeños que en los grandes. Si el perro es de los que duermen debajo de una mesa, se puede probar. Pero en ningún caso conviene encerrarlo en un espacio reducido (tipo transportín) si el perro no ha aprendido antes a permanecer en él. Lo único que haremos será aumentar su ansiedad, y provocar accidentes.
  • Regañar al perro al volver: NUNCA. El perro no destroza por vengarse, lo hace por ansiedad. Como cuando nosotros nos mordemos las uñas, no nos damos ni cuenta. Al regañarle, lo único que hacemos  es crearle miedo. El perro se volverá neurótico, pues querrá que volvamos pero le dará miedo al mismo tiempo, y eso genera todavía más ansiedad (y más destrozos, y más cacas...).
  • Encontrar a alguien que le saque o le haga compañía: algún vecino o pariente que vaya un rato a casa, y haga compañía un rato al perro. Aunque sea simplemente sentarse a ver la tele o a estudiar, gratis o por un módico precio. Si el perro tiene que estar muchas horas solo, merece la pena.

Lo bueno de la ansiedad por separación es que tiene muy buen pronóstico, y el 80% de los perros evoluciona favorablemente. Así, podremos volver a casa, y en vez de encontrarnos esto:


encontrarnos esto:



Teresa Marías www.psicologiaveterinaria.es

5 comentarios:

  1. Joo, las imágenes son impactantes.

    Me acuerdo que cuando salía por la noche mi perra lloraba de vez en cuando hasta que alguien estaba en casa.

    Besitos, muy interesante, como siempre

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    1. Gracias Suu, las fotos son tomadas de internet, pero he visto cosas peores. Tenía las fotos del "antes" y "después" de un sofá, flipantes, pero no he conseguido encontrarlas.
      Un beso!

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  2. Sigo aprendiendo!! Por cierto, cuando comentas tratamientos con hierbas, ¿cuáles sueles usar? Besotes!

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    1. Pues he probado varios, te envío un privado que todo puede tener efectos secundarios, y no quiero animar a nadie a usarlos sin consultar primero a su veterinario.

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  3. Hola,

    Una pregunta puedes ampliarme un poco por favor este punto?

    "Desensibilizamos las ausencias"

    Tengo una perra con ASP actualemente tomando medicación (trazodona) para disminuir sus niveles de ansiedad, sin embargo cuando se queda sola del todo sigue teniendo muchas vocalizaciones (no se autolesiona ni destroza nada), llevamos casi 3 meses haciendo pautas del tipo no saludarla efusivamente ni despedirnos, haciendole suficiente ejercicio pero la mejoria es muy pequeña, salidas y entradas cortas.

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