No había hablado antes del trabajo que hace mi hermana. En un principio diseñadora de moda, ha ido cambiado sus intereses con el tiempo, y hace unos años que está dedicada por completo a un proyecto propio: Elisabeth Blumen.
Elisabeth Blumen es una empresa que en principio se dedica a organizar la decoración floral para bodas, eventos, celebraciones... pero es mucho más que eso. Fabrican decoraciones a medida, tanto para ocasiones especiales como para ayudar a tener la casa preciosa todo el año. Utilizan fundamentalmente arreglos florales con flores frescas, pero también usan flor preservada, frutas, verduras, y objetos. Objetos bellísimos, elegidos, comprados o fabricados a mano con esmero.
El resultado son ramos, cestas, centros, de todo... con un toque especial, preciosos, y en los que se nota un trabajo hecho con toda la atención y el cariño. No sé cómo describirlo, pero Isabel consigue que cada cosa tenga su toque, su personalidad. Es capaz de coger una hoja de papel, un frasco y tres ramas, y conseguir algo precioso. Así que cuando tiene a su disposición las mejores flores, y las cosas más bonitas... el resultado es simplemente espectacular.
Para estas fechas ha diseñado estas preciosas Cestas de Navidad, no podía dejar de enseñarlas.
Si queréis comprar una, para regalar o para haceros un autorregalo, pinchar en el enlace. O podéis pasaros por su página web, por su blog, visitarla en su estudio-taller (c/Arroyo Opañel 9, esq. Évora. Llamar y pedir cita previa), o en el Rincón de Raasta (al fondo del callejón de la c/Jorge Juan, en Madrid).
Merece la pena.
Editado:
Dejo un enlace a un vídeo que le han hecho, para que la podáis conocer en "su salsa", y me comprendáis mejor:
http://www.elisabethblumen.com/elisabeth-blumen-en-love-thy-work-series-para-iou/
Elisabeth Blumen para "Love thy Work" (Ama tu trabajo)
viernes, 18 de noviembre de 2011
domingo, 13 de noviembre de 2011
¿En su cama o en la mía? o dónde debería dormir el perro
Casi todos mis clientes (y no-clientes también) me hacen esta pregunta en la primera consulta. Y si no lo hacen, lo pregunto yo, porque siempre hay una historia detrás de la respuesta, y me da mucha información de qué tipo de relación tienen los dueños con su perro. Hay mucha desinformación y muchos "traumas", la gente tiende a sentirse culpable si duerme con su perro, u orgullosa de que "ha conseguido" que el perro duerma en la cocina.
Los estudios indican que en torno a un 35% de los perros duermen en la cama con sus dueños, y no se ha encontrado evidencia de que los perros que duermen junto a sus dueños tengan más problemas de comportamiento que los que duermen en otra habitación (Voith et al., 1992). Sí que se ha encontrado relación entre los perros que presentan problemas con las separaciones, y los que duermen en la cama con sus dueños, pero los autores (y yo) sospechan que los dueños con perros con problemas de separación lo que tienen son problemas a la hora de obligarlos a dormir en otra habitación (Jagoe & Serpell, 1996). Así que la evidencia científica directa no nos ayuda a la hora de elegir dónde dejamos al perro.
Yo lo tengo bastante claro. Recomiendo a mis dueños dormir en la misma habitación que su perro. Los perros son animales tremendamente sociales, y normalmente están obligados a permanecer separados de sus dueños muchas horas, por lo menos ocho, normalmente. Esto para un perro ya es muchísimo tiempo, y si le añadimos ocho horas de sueño, pues resulta que los perros pasan solos dos tercios del día. ¿Y nos extraña que tengan problemas como excesiva llamada de atención ("pesadez" generalizada, la llamo yo), ansiedad por separación...?
Cuando dormimos cerca de nuestro perro, le estamos dando ocho horas de caso "gratis". Sin tener que molestarnos en ni siquiera mirarle. Ellos disfrutan de ese espacio compartido, de nuestro olor, de nuestra cercanía. Y a nosotros no nos cuesta nada. Así además nos enteramos de si le pasa algo a nuestro perro. Si se rasca, se chupa, tose, vomita, quiere hacer pis... le oímos, podemos atenderle. Con las vidas tan ajetreadas que llevamos, a veces es el único rato que de verdad tenemos para estar con nuestro perro.
¿Y en la cama le dejo dormir?
Pues esto sí que depende. Los perros no se lavan a diario, y van pisando el suelo, así que su higiene no es la mejor. Pero bueno, mientras duerman sobre la colcha, pues tampoco habría mucho problema. Yo no creo que tenga importancia, pero teniendo en cuenta un par de cosas.
1. El perro debe saber que dormir en la cama no es un derecho, es un privilegio. Debe esperar a que se le dé permiso para subirse a la cama, y debe bajarse cuando se le pida. En el momento que el perro defienda su sitio, gruña, etc., al suelo que va.
2. Prohibido subir a la cama a perros agresivos, ya sea por miedo, posesividad o problemas de dominancia. Estamos muy desprotegidos en la cama. Nuestra cara está al lado de la del perro, y estamos adoptando una postura de sumisión (nosotros tumbados, el perro puede estar de pie) que puede ser malinterpretada. Y estamos dormidos, no controlamos nuestros movimientos. Un gesto nuestro, una patada, y el perro puede reaccionar y morder, y nosotros despertarnos muy sorprendidos (y doloridos). Estos perros no se han ganado el derecho de dormir con sus dueños, y deberían dormir en el suelo. Si el perro es muy agresivo, atado algo alejado de la cama, o incluso fuera de la habitación, si no nos podemos fiar.
3. Si colechas con un bebé. A parte de por la higiene, un pisotoncito de tu perrito para el bebé es una bofetada. Y si se le tumba encima (que les encanta, porque está calentito y suave) le puede aplastar/asfixiar. Los perros no entienden eso del "espacio personal" cuando duermen, sólo hay que fijarse en cómo duermen los cachorros en el nido.
¿Y ahora cómo le bajo?
Si nuestro perro ha estado durmiendo en nuestra cama, y ahora le queremos bajar, es perfectamente posible. Hay que colocar su colchón en donde nosotros decidamos que va a dormir, comprobando que el perro no va a pasar frío (hay perros muy delicadines, pequeñitos o de pelo muy corto, como los galgos, que incluso en casa conviene ponerles manta). Durante varias noches, haremos un ritual al irnos a dormir. Acompañaremos al perro a su cama, le diremos algo, siempre lo mismo, tipo "a tu sitio" o "a la cama", mientras damos palmaditas a la colchoneta. Si no se acerca, podemos ayudarle, tirando un poquito del collar, o pastoreándole hasta ese sitio. Le mandamos que se tumbe, y que se esté quieto. Yo recomiendo que los primeros quince días o así, duerma atado con una correa blandita, no muy larga, para que pueda acostarse, dar vueltas, acomodarse con libertad, pero no le de para subirse a la cama. Y a dormir. Si se queja, se le puede decir algo corto ("chis, chis", o "a dormir"). Media vuelta, y dormir. Dependiendo del perro, puede costar más o menos. Si es muy plasta, se le puede poner cerca de la cabecera, y acariciarle para que se quede tranquilo. Pero sin subirle. Un poco de paciencia, que en un par de días se acostumbrará a su nuevo sitio.
¿Por qué cuesta tanto que el perro duerma en otro cuarto? ¿Y por qué nosotros nos empeñamos tanto?
Como ya he dicho, los perros son muy sociales, y no les gusta dormir solos. A eso le añadimos que normalmente se adopta a un cachorro al que se acaba de separar de su madre y sus hermanos. Está solito, en una casa desconocida, tiene frío (los cachorros no termorregulan bien), no sabe dónde está su mamá, ni sus hermanos ¡Aaaaauuuuúúúú! Al segundo día, normalmente, el cachorro acaba durmiendo en la habitación/cama del miembro de la familia con el corazón más grande/el oído más fino/más necesidad de sueño. Pero ¿y por qué no? Yo creo que es que antes, no había calefacciones ni camas individuales. Todo el mundo dormía junto, compartía lecho, incluyendo los perros (y sus pulgas). El calor había que compartirlo, había perros que se seleccionaban por su capacidad calefactora. Con la llegada de los apartamentos y las calefacciones, el perro en la cama pasó a ser innecesario, "de pobres". Luego alguien decidió que era "bueno para el perro" (se colgó una medalla, ése), y todo el mundo a sentirse culpable.
Me voy a dormir. Con mi perro (en su colchoneta, que es muy grande y todos no cabemos). Y mi niña con mi perra. Buenas noches.
Bibliografía:
Voith, V., Wright, J., & Danneman, P. 1992. Is there a relationship between canine behavior problems and spoiling activities, anthropomorphism, and obedience training? Applied Animal Behaviour Science, 34, 263-272.
Jagoe, A., & Serpell, J. 1996. Owner characteristics and interactions and the prevalence of canine behaviour problems. Applied Animal Behaviour Science, 47, 31-42.
jueves, 10 de noviembre de 2011
Confirmado: soy celíaca (creo)
Pues así sigo. Tras casi cinco años de médicos, sigo sin tener la confirmación de si soy celíaca o no. Vale que esta enfermedad es complicada, pero lo mío es de traca.
Todo empezó hace como cinco años, cuando mis dolores "normales" de espalda (lleva doliéndome la espalda desde los nueve años) aumentaron a un dolor localizado por debajo de las lumbares, tan fuerte que durante el día no podía estar de pie, y por las noches no podía dormir. Sólo mejoraba en movimiento, y me pasé meses dándome paseos por el pasillo, de madrugada.
Los médicos, después de muchas pruebas, la mayoría con resultados ambiguos o negativos, llegaron al diagnóstico de "sacroileítis indiferenciada" (tienes inflamada la articulación sacroilíaca, no sabemos por qué). El tratamiento, antiinflamatorios. Me duele igual. Pues dobla la dosis. Sigo sin poder dormir. Pues dobla la dosis. Un día mi médica de cabecera me vio tan mal que me mandó un derivado "suave" de la morfina, y un derivado "suave" del valium, y por fin pude dormir. Dormir sí, descansar no. La falta de atención, la pérdida de memoria y los despistes durante unos meses fueron alucinantes. Lo que tengo ahora, después de dos años de maldormir con la niña no es nada comparado con aquello.
A los seis meses, atontada, con tres kg menos de peso y el estómago destrozado, pero con el mismo dolor, decidí cambiar de estrategia. Y me fui a un médico naturista, en contra de todos mis principios.
Me dio un montón de vitaminas y hierbas, y me puso a dieta. Una dieta super estricta, para detectar posibles alergias alimentarias y eliminar una posible candidiasis crónica. No pude comer nada que contuviera gluten, que no fuera integral, o que tuviera azúcar, hongos o vinagre durante cuatro meses. Después de esos cuatro meses, se reintroducían los alimentos uno a uno, de semana en semana, para ver si alguno me sentaba mal.
No puedo decir que con la dieta me sintiera mejor. Perdí varios kilos más (mido 1,50 m, acabé con 40 kg), y no tenía ganas de nada. Pero por fin se acabó el suplicio, y pude volver a comer arroz blanco, y maíz, y leche. Todo iba bien hasta que reintroduje el trigo. Al tercer día me llené de ronchas por todo el cuerpo. A la semana tenía un acné que ni a los quince años.
Poco a poco, con la dieta (y el kinesiólogo, y el reiki, y la osteopatía craneosacral) fui mejorando, y tres meses después comencé a retirar medicación. Tres meses más, y no tomaba nada. NADA. Estuve meses sin tomarme ni un ibuprofeno. Me quedé embarazada, tuve a mi niña, le dí de mamar año y medio. Ni una pastilla.
Para mí, que pensaba que no iba a poder volver a trabajar, fue como un milagro. Se lo comenté a mi reumatóloga, y me mandó pruebas de alergia. Para cuando me las hicieron ya llevaba a dieta muchos meses, y dí negativo las pruebas tanto de alergia como de intolerancia al gluten. Me dijeron que podía comer trigo sin problemas. Me comí una caja de donuts. Me llené de ronchas y de acné. Decidí seguir la dieta sin gluten, que claramente no podía hacer otra cosa.
He estado bien hasta este otoño, que me han empezado a molestar las manos, de vez en cuando se me hincha un dedo. Y otra vez al reumatólogo. Éste no me había visto nunca, se interesó por el tema, y llevo otra vez varios meses de pruebas. He vuelto a dar negativo a las pruebas de intolerancia al gluten, como era de esperar, después de cuatro años a dieta, por otra parte. La dermatóloga me vió (después de comerme otra caja de donuts) y me dijo que las lesiones eran compatibles con la enfermedad celíaca, si bien no son típicas (son como acné, pero a lo bestia, en la cara, tripa, pecho, hombros y espalda).
El médico de digestivo decidió que era el momento de hacerme una endoscopia, y salir de dudas. Hoy me daban los resultados. El médico los ve, y resopla. ??? Pues que dudosos de nuevo. Tengo enteritis linfocitaria de grado I. Si fuera de grado II o III sería celíaca seguro.
Así que tengo que seguir con la dieta, super super estricta seis meses. Y repetir la endoscopia. Si estoy mejor, soy celíaca "seguro".
¡Próximo episodio en tu casa! (en unos seis meses...)
¿Alguien más es así de "raruno", o soy sólo yo?
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viernes, 4 de noviembre de 2011
En su cuarto y en su camita, pero con "dobles fugas"
En su camita, con Tosca |
Todavía inmersos en la operación pañal, y deseosos de intentarlo todo para rascar alguna hora más de sueño, decidimos poner al Pollito ya en su cuarto, a ver si así dormía algo mejor. Conseguimos una camita guay, de esas de Ikea, que son muy bajitas y se van alargando según crece el niño. Y empezamos.
Primero le explicamos que esa era su cama "de mayores", que la poníamos en su cuarto, que así el búho (el que hay pintado en la pared) la cuidaba mejor. Claro, los búhos están despiertos toda la noche, te cuidan mientras duermes. Tenemos un cuento de esos que explican a los niños los pasos para irse a la cama, y dice justo eso. Nos ha venido de perlas.
Luego probamos durante un mes a que se fuera echando las siestas en la camita. Sólo las de los fines de semana, que el resto está en la guarde. Entraba en la habitación, decía "¡bú-bú" (búho) muy contenta, y lo aceptó muy bien.
Después de que durmiera varias veces en esa camita, le fuimos preguntando varios días si prefería dormir en su camita, o en la cuna de bebés. Pero nada, que no colaba. Hasta que se nos ocurrió la idea feliz. Primero, fuimos a ver a las primas, que son mayores, y duermen cada una en su cama. Por la noche, le dijimos "mira, como las primas, en la cama de mayores", pero todavía no parecía muy convencida. Y se nos ocurrió.
"No te preocupes, que no vas a dormir sola. Contigo duerme Tosca". Bingo. Lo último que hace antes de dormirse, es decir "bu-bu, Tojca". Y al levantarse igual. Está encantada. No ha llorado una noche. Y Tosca tan contenta. Tiene su cuna pegadita a la cama de la niña, y puede dormir un porrón de horas sin que "la molestemos". Todos felices. Y nosotros hemos recuperado nuestro cuarto, que ya sentíamos la necesidad.
¿Que si duerme mejor ella sola que cuando dormía con nosotros? Pues no. Ahora sigue despertándose por lo menos una vez "de verdad", pide agua, o pis... pero bueno, es sólo una vez. Y el resto de semidespertares, que yo los oía todos, que lloriqueaba pero seguía durmiendo, pues ya no los oímos.
¡Ah!, lo de las fugas:
A las 7 de la mañana se despierta, y ya no quiere dormir más. Así que se larga. El santo Guardabosques se levanta, la pone a hacer pis, y la mete en nuestra cama. "Dormimos" media horita más. Bueno, Guardabosques duerme, la niña dormita, y yo me aguanto con la niña tumbada encima de la cara. Literal. Si la despego llora. Ya me estoy acostumbrando, y la he casi convencido de que puede dormir con la cabecita en mi hombro, si no me da cabezazos. En esas estamos.
La segunda fuga, del orinalito va. Llevamos ya casi un mes sin fugas de pis, pero las cacas nada, que no hay manera. Una de cada cinco, más o menos, conseguimos llegar a tiempo. El resto, encima. Y cuando tiene que hacer, se pone super nerviosa, da vueltas, llora... La pobre debe tener mucho lío, y no le acaba de gustar eso de hacer caca en un sitio que no sea el pañal, pero encima tampoco se lo quiere hacer... En fin, todo el mundo dice que es una fase, y que tardan un poquito en acostumbrarse. Yo me siento como cuando tengo un cachorrito en casa, y hay que enseñarlo a hacer sus cosas en el periódico. Es tal cual, todo el día con el ojo puesto, y en cuanto la ves dar vueltas, lloriquear... ¡En brazos y premiar si lo hace en su sitio!
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Sacado del cómic "Mutts" de Patrick McDonnell |
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