Dándole el pecho al Pollito, la última foto que tengo, de cuando tenía unos nueve meses |
No nos costó más de una semana que dejase la teta de noche, poco a poco y casi sin llorar (ya contaré cómo en otro post, que hoy no viene a cuento). Y comenzó a despertarse cada 3-4 horas otra vez, y a dormirse casi de inmediato cuando se despertaba. Algunos días sólo se despertaba una vez en toda la noche, y alguna incluso ¡la durmió del tirón! Esto fue el lado bueno. Bueno, el lado maravilloso, porque desde entonces ya casi casi somos personas otra vez.
El lado triste (para mí) es que a Pollito le siguió sin interesar mamar durante el día, y un mes después sólo hacía dos tomas diarias, la de la mañana y la de antes de acostarse, muy cortitas, y casi "por obligación", como para no dejarme mal, ya que había sacado la teta...
Así que decidí dejar de comerme la cabeza, y me planteé que si la niña no pedía, yo no la iba a perseguir. Que si había que darle yogur y leche en vaso, para que completase la "dosis" diaria de lácteos, pues ¡hala!. Y primero dejó la toma nocturna, y en un par de mañanas que se levantó con su padre en vez de conmigo, dejó la toma de la mañana también. En quince días había dejado de mamar del todo. Y a mí me dejó un agujerito en el corazón.
Pollito ni se había vuelto a acordar de que mamá daba la teta, hasta que hace unos días tuvo fiebre, y luego ha pasado una racha muy mala de dolor de dientes. Mi niña, que normalmente es una desapegada, de repente ha querido mimos. Y llevamos una semana que la pobre intenta mamar todos los días un rato. Y claro, no sale nada. Me da mucha penita, porque ella se pone, mama, y a los pocos segundos se aparta con cara de asombro, me mira, y me da en la teta con el dedito, y me vuelve a mirar, como si pensara "se ha roto, no sale nada". Yo la achucho, la beso, la abrazo mucho, y le intento dar agua, o algo de comer, por si es que además del mimo es que tiene hambre, o sed. Pero no, quiere mami. Quiere su teta.
Eso sí, enseguida se le pasa, se pone otra vez contenta, a pulular por ahí, y a trepar por todas partes.
Pero a mí me vuelve mi agujerito.
El tiempo pasa, mi Pollito crece, ya es menos bebé...
Pero ¡ay! ese agujerito...
Ay, corazón... ¡Y tantos agujeritos que tendrás que ir remendando con mucho amor, hilito a hilito...!
ResponderEliminarAy madre, cuando esa niña te presente al noviete...
ResponderEliminarPiensa que es bueno que se independice, pasito a pasito, aunque duela un poquito.
Da penita sí... Pero yo llegué a darme pena yo que ámbos se tomaron la teta de chupete mas que como alimento. Algo les queda para siempre.. mis hijos tienen 15 y 8 años y cuando no está el padre se vienen los dos a mi cama a acurrucarse.
ResponderEliminarNo, si el destete nocturno porque no es que andara mal, es que me arrastraba por el suelo del cansancio. Y la niña ya digo, ni lo ha notado, hasta esta semana. Pero vamos, que es un puntín, enseguida se nos pasa.
ResponderEliminarY sí, ojalá todos los disgustos sean como éste...
Todos tenemos que pasar etapas, aunque duelan! Y a veces duelen mucho :(
ResponderEliminarPero míralo por la parte buena está creciendo la mar de bien y quiere independizarse. La semana que viene te pide un sueldo para marcharse de casa :)
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