martes, 30 de octubre de 2012

Ansiedad por separación (I): descripción y síntomas

  ¿Volverá pronto?
Photo © iStockphoto.com/Hedda Gjerpen
La ansiedad por separación es uno de los problemas de comportamiento más frecuentes en los perros. Es uno de los que veo más a menudo, porque sus efectos son plenamente visibles (aunque cuando ocurran el dueño no esté), y son de los más destructivos, y  que más problemas vecinales producen.

La ansiedad por separación se manifiesta cuando un perro se queda solo. Algunos perros no pueden aceptar la situación, y sufren distintos grados de ansiedad. Puede ser desde ligero nerviosismo a un ataque de ansiedad en toda regla.

Pero ¿por qué se produce?

Se produce porque los perros son animales sociables por naturaleza. Si por ellos fuera, no pasarían casi ningún tiempo a solas, o por lo menos fuera de la vista de otro miembro de su familia. Para un perro, quedarse solo 8 horas seguidas es antinatural, y por desgracia es de lo más frecuente.

Si el perro no aprendió de pequeño a quedarse solo, si tuvo problemas de vinculación de cachorro (si fue abandonado en un albergue, o separado de su madre demasiado pronto), o si de adolescente ha tenido una relación de dependencia fuerte con sus dueños (por enfermedad, por ejemplo) es más probable que desarrolle ansiedad por separación. También es más probable en perros que presentan miedos o fobias (a las tormentas o ruidos fuertes, por ejemplo) o que han tenido una socialización escasa. Todos estos perros tienen algo en común. Un vínculo muy fuerte con sus dueños, que ha derivado a una dependencia. Y cuando su objeto de apego, su dueño, se va... el perro sufre un ataque de ansiedad.

Lo que vemos nosotros, al volver a casa, son los efectos de las formas que tiene el perro de intentar mitigar esa ansiedad:

Pueden destrozar eso de una sentada
DogCentral.Info, By Karen Nazor Hill

- Muebles destrozados: la ansiedad puede mitigarse mordiendo o rascando. Nosotros nos mordemos las uñas o la punta de los lápices, o a veces nos rascamos la piel sin darnos cuenta. Los perros hacen lo mismo, solo que su capacidad destructiva es mucho mayor, dado que su mandíbula es mucho más poderosa. Suelen elegir las zonas de la casa en donde sus dueños pasan más tiempo (tienen más olor) como los reposabrazos del sofá, o las almohadas de la cama. Otros intentan esconderse para sentirse recogidos, y hacen agujeros en los cojines de los sofás, por ejemplo. Otros intentan salir de casa, y muerden y arañan los marcos de las puertas, y las paredes o las propias puertas. El morder descarga mucho, y suele ser el síntoma más frecuente y el que causa más problemas, ya que un perro de tamaño medio (15-20kg) puede acabar con un sofá en menos de una semana.

¿He sido yo?
- Orina o heces: los animales, cuando sufrimos estrés o ansiedad agudos, tenemos incontinencia. Los esfínteres se relajan, y nos hacemos pis o caca. Cuántas veces habré ido al baño justo antes de un examen.... montones. El perro no está ensuciando la casa para vengarse, simplemente es que no se puede contener. La orina suele ser un gran charco (los machos ni marcan en este momento) y las heces muchas veces son en forma de diarrea.

- Vocalizaciones: Esto no lo suelen notar los dueños, pero los vecinos suelen quejarse y aquí es donde se enteran. Los perros pueden aullar, gemir, ladrar... Hay algunos que lo hacen rítmicamente, todo el rato, durante horas. Otros tienen picos de ladridos, paran un rato, vuelven a ladrar... Lo que sea para intentar reunir a la "manada".

Algunos perros se chupan hasta el hueso
- Autolamido: Los perros también pueden lamerse o morderse para liberar la ansiedad. Muchas veces el dueño no lo ve, otras nota zona de pelaje húmedas o coloreadas de un tono rojizo (la saliva, al oxidarse, tiñe el pelo de rojo). Algunos llegan a hacerse heridas graves. El autolamido suele ser síntoma de ansiedad crónica, y es una de las manifestaciones más difíciles de eliminar, y que más problemas da al propio perro, pudiendo llegar a convertirse en un trastorno obsesivo-compulsivo. Tuve una vez una perrita que no se chupaba, pero babeaba tanto que cuando llegaban los dueños a casa estaba bañada en su propia saliva. Tenían que secarla con un secador.

- Deambulación: Muchos perros andan o trotan sin parar por casa, sin descansar en todo el día. Como si fueran leones encerrados en una jaula de zoo. Esto no suele notarse, a no ser que se trepen a las mesas y tiren cosas, o se les grabe en vídeo.

No parar quieto también es signo de ansiedad
Todas estas manifestaciones son los síntomas, no el problema en sí, y quiero que esto quede claro. El problema es la ansiedad al quedarse solo, y si no tratamos esa ansiedad, el síntoma no desaparecerá. Hay veces que podemos controlar alguna de las actividades más peligrosas, pero el perro elegirá otra forma de descargar la ansiedad, que a lo mejor es peor que la que tenía antes. Por ejemplo, he tenido algún cliente que puso un collar de descarga a un perro con ansiedad. El perro dejó de ladrar, pero comenzó a chuparse las patas. Un dueño decidió encerrar al perro en una jaulita, para evitar que le destrozara el sofá. Cuando volvió, se encontró la habitación llena de sangre, pues el perro se había arrancado dos uñas al intentar escapar de la jaula.

Hasta que no tratamos la ansiedad, los síntomas no desaparecerán. Lo que sí podemos es canalizar las manifestaciones hacia comportamientos menos destructivos o preocupantes. Esto lo hacemos normalmente dejando juguetes interactivos, tipo kong o similar, rellenos con comida. Así el perro se entretendrá destrozando o mordiendo cosas que no nos molesta que muerda, y descarga su ansiedad de forma no peligrosa. Aunque hay que tener en cuenta que algunos perros no son capaces de comer cuando sus dueños no están, debido a la ansiedad.

¿Cómo tratamos a estos perros? Una pinceladita, que está saliendo una entrada muy larga, dedicaré el próximo post a ello:

Aprender a relajarse junto al dueño es importante
- Reestructuramos el vínculo social con sus dueños. No rompemos el vínculo, lo que sería contraproducente, pero ayudamos a organizarlo y que el perro gane la suficiente confianza en sí mismo como para poder quedarse solo.

- Establecemos rutinas: para que el perro tenga sensación de control sobre su ambiente, sepa qué esperar.

- Aumentamos los juegos y la obediencia: para fomentar un vínculo positivo con su dueño, mientras cansamos física y psicológicamente al perro.

- Desensibilizamos las ausencias: enseñamos al perro a quedarse solo de una forma relajada y positiva.

- ¿Medicamos?: Dependiendo de la gravedad del caso, para evitar que el perro sufra durante el tiempo que dura el tratamiento. A veces no es necesario, a veces es imprescindible.

El tratamiento suele ser largo (de 3 meses a un año, dependiendo de la gravedad) pero el pronóstico es bueno. El 80% de los perros no vuelve a tener episodios de ansiedad, y el resto los tienen ante cambios en sus rutinas, y en todo caso mucho más manejables que al principio. Sí que hay algunos casos, sobre todo en perros mayores, que pueden requerir un tratamiento de mantenimiento casi de por vida, pero son los menos.


Teresa Marías www.psicologiaveterinaria.es

2 comentarios:

  1. Maravillosamente explicado. Al próximo que me entre por la puerta con un perro con ansiedad por separación lo mando para tu blog. Me quedo esperando la segunda parte!
    Besotes!

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    Respuestas
    1. ¡Gracias Mo! De eso se trata, de que quede claro.
      Un beso!

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