Todos los animales venimos "de serie" con dos tipos de comportamientos: los instintivos, y los que se aprenden. Los comportamientos instintivos, o innatos, son los que elegimos para enfrentarnos a las nuevas situaciones, por defecto. Si el comportamiento instintivo "funciona", seguiremos usándolo, mejorándolo y perfeccionándolo. Si no funciona, lo modificaremos en lo que haga falta, convirtiéndolo en un comportamiento aprendido.
Con esto quiero decir que todo comportamiento, innato o aprendido, puede ser modificado, aunque el instintivo siempre será más fuerte que el aprendido, y en los momentos de fuerte carga emocional, puede volver a resurgir en su forma original. Además, los comportamientos instintivos pueden ser modificados y aminorados, pero son casi imposibles de eliminar, hay que redirigirlos.
Los cachorros vienen "de serie" con un catálogo de comportamientos, algunos muy positivos para ellos y para nosotros, otros que hay que reconducir, y otros que conviene mantener bajo control. Por ejemplo, todos los cachorros investigan las cosas con la boca (claro, manos no tienen). Así que tendremos que redirigir ese comportamiento hacia objetos que no nos moleste que muerda: sus juguetes. En las entradas anteriores ya vimos cómo redirigir este tipo de comportamientos hacia otros más positivos. Hoy nos centraremos en poner bajo nuestro control conductas que el cachorro ya sabe realizar.
Los perros (y todos los los animales, nosotros incluidos) aprenden todo más rápido mediante reforzamiento positivo, es decir, premiando las conductas que queremos que el perrito repita. Estos premios pueden ser juegos, mimos o comida, cualquier cosa que al perro le guste.
Para empezar a trabajar con un cachorro, lo mejor es empezar de forma informal, capturando las conductas que queramos que aprenda. Porque la mayoría de estas conductas son innatas, no hay que enseñarle al perro a realizarlas, sino sólo enseñarle que cuando nosotros decimos una palabra, significa que el perro debe asumir cierta postura corporal. Todos los perros del mundo saben sentarse. Lo que no saben es que cuando nosotros decimos "sienta", lo que significa es que queremos que pongan el culo en el suelo.
Todos los perros del mundo "saben" sentarse |
Enseñar su nombre al cachorro
Como ejemplo, lo primero que vamos a enseñarle es su nombre. Es muy importante que el nombre de nuestro perro tenga una connotación positiva, y que para él signifique "mírame, atiéndeme". La mayoría de los perros lo aprenden sobre la marcha, intuitivamente, y parece que no hace falta "enseñarlo". Pero a mí me parece conveniente trabajarlo bien en positivo, dado que a los cachorros acabamos regañándolos muchas veces después de decir su nombre, y acaban dando por sentado que se llaman "Tobi-no", o que decir su nombre significa "corre y escóndete bajo el sofá que te la has cargado".
El esquema para enseñarle a un cachorro su nombre es igual al que ya he comentado. Esperaremos a que el perrito nos mire a la cara, diremos su nombre claramente ("Tobi"), entonces decimos nuestra palabra refuerzo ("bien") y premiamos inmediatamente.
Esquema:
Vemos al perro que nos mira.
Decimos su nombre claramente "Tobi"
Decimos "bien" con el tono más alegre del mundo (o hacemos click)
Premiamos rápidamente
Busca tu mirada, intenta hipnotizarte ¡lo ha pillado! |
Una vez el perro comience a entender el asunto (en dos o tres días) verás que cada vez busca más tu mirada. Es el momento de repetir su nombre, y darle un premio gordo. Esto quiere decir que ha aprendido que mirarnos a los ojos y prestarnos atención es positivo, y que puede ser recompensado por ello.
Ahora es cuando de verdad ponemos la acción bajo control. Esperamos a que deje de mirarnos, y repetimos su nombre en voz un poco alta: "TOBI". Si el perro nos mira, decimos "bien" y premiamos.
Esquema:
Decimos su nombre claramente "Tobi"
El perro nos mira o se acerca
Decimos "bien" (o hacemos click)
Premiamos rápidamente
Una vez lo ha pillado, repetiremos este esquema el mayor número de veces posible, para que al perro se le quede su nombre asociado con la atención y el premio grabado a fuego.
Con estos dos esquemas podemos poner bajo control de una palabra cualquier comportamiento que queramos. Funciona estupendo para enseñar al perro conductas normales, que ya realice el perro por propia iniciativa. Tienen que ser frecuentes, porque así las repetirá lo suficientemente a menudo como para que podamos premiarle por repetirlas varias veces al día. Por ejemplo: mirarnos a los ojos, sentarse, tumbarse, hacer pis o caca, ponerse de pie, venir...
Además, podemos enseñarle todas estas cosas "a la vez", sin tener una sesión formal de adiestramiento. Lo divertido y eficaz de este sistema es que podemos elegir dos o tres conductas, y nombrarlas y premiarlas cada vez que el cachorro las realice. Así tenemos "sesiones" de adiestramiento muy cortas pero muy frecuentes, que es como los cachorros (que se distraen con muchísima facilidad) aprenden mejor. Y al cabo de una semana, obedecerá dos o tres señales nuevas, sin haberse ni enterado de que estaba "en clase".
Aprenderemos a realizar una sesión de adiestramiento "formal" otro día, para cuando el cachorro lleve ya con nosotros una temporadita (como un mes o así), ya se sepa su nombre y su lugar en casa, y queramos enseñarle conductas más específicas.
Los premios:
Lo más cómodo, más rápido y más comprensible para el perro son los premios de comida. Éstos deben ser muy pequeños (como del tamaño de una bola de pienso), para que no se harte de ellos, y luego se coma bien su pienso, que es lo que le da la alimentación equilibrada. Yo para empezar a enseñar los comportamientos más básicos, en casa, recomiendo colocar la ración diaria de pienso del cachorro en un vaso, y premiar de ahí. Así controlamos la cantidad de comida del cachorro, y lo que sobre se lo podemos poner en la ración de la noche.
Pienso de gato: pequeño, blando, equilibrado y sabroso |
Y como en las entradas anteriores, me repito. De lo más, más importante que se puede enseñar a un perro, es a que se acostumbre a su nuevo medio ambiente, a las cosas, personas y animales que habitan en él: la SOCIALIZACIÓN.
Teresa Marías www.psicologiaveterinaria.es
Gracias, esta vez tu entrada la ha leído mi hija a si que yo feliz de la vida jejejej. Por fin lee algo más que el tema de conocimiento del medio BIEEEENNN
ResponderEliminarNos vemos.
Me encanta, que las nuevas generaciones aprendan pronto, y si sirvo de estímulo a la lectura, me hincho de orgullo.
EliminarUn beso!!
Me encanta...ya me avisarás cuando publiques el libro ;)
ResponderEliminarMuas!
Hola Teresa, hace tiempo que te leo, me gusta mucho tu blog porque además de tener perro soy celíaca, jeje. El tema celiaquía ya tenemos claro como va y creo que hace mucho bien el poder leeros y aprovechar vuestra experiencia, me diagnosticaron en octubre y aunque ya lo tengo todo bastante controlado siempre se aprenden cosas nuevas. Pero principalmente me estudio todo lo que comentas de conducta y adiestramento de nuestros animales. Tengo un Shitzu con muuuuuuuchos problemas, muchos, los ha tenido de salud pero sobre todo de conducta siempre derivados del miedo. Nos vino así de serie pero le queremos e intentamos ayudarlo, hasta lo mandamos con un adiestrador un par de semanas donde estuvo con más perros y le fué muy bien, somos muy constantes y ha mejorado muchísimo desde el primer día pero aún nos queda mucho camino. Sólo quería decirte que estas pildoras que nos das a mí me sirven de ayuda. Muchas gracias y enhorabuena por las peques!
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